Publicado en 1º Bachillerato, 2º Bachillerato, 3º ESO, 4º ESO, Educación -general-, Filosofía en España

Manifiesto en defensa de la reflexión ética y filosófica en las aulas

Comparto este manifiesto que es compartido desde el centro de Filosofía para Niños (FpN) en defensa de la necesidad de mantener y revalorizar la reflexión ética y filosófica en las aulas.

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Acceso al manifiesto/Accés a el manifest/Manifestarako sarbidea/Acceso ao manifesto: https://bit.ly/30CgNjJ

Manifiesto y firmas de apoyo/Manifest i signatures de suport/Manifestua eta laguntza sinadurak/Manifesto e sinaturas de apoio: https://bit.ly/3cYBGbt

FIRMA AQUÍ: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSe0D-dOdzL4lVeGxT9kM85j5PVjDvZcwXKZkCdB8ZmcdbTFvA/formResponse

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Se pone en marcha una nueva reforma de la educación y es importante tener en cuenta y prestar atención a algunos aspectos que son relevantes y pertinentes. Uno de ellos, no menor, es el papel que las Humanidades y la Filosofía deben ocupar en el currículo oficial.
El profesorado de filosofía, a través de un comunicado emitido por la Red Española de Filosofía, recuerda con razón que es necesario que la filosofía recupere su papel de asignatura obligatoria en los cursos de 4º de la ESO y en primero y segundo de bachillerato. Es una reivindicación que se viene haciendo desde que la última LOMCE convirtiera la Historia de la Filosofía en optativa -en algunas comunidades- y la Ética de 4º de ESO -y Valores Éticos del resto de la secundaria- quedara reducida a ser alternativa a la enseñanza de la religión, si bien en los cuatro cursos.

Compartimos esa reivindicación, pero queremos añadir algo más. La LOMCE, todavía vigente, incluye, en toda la educación primaria, una asignatura de valores sociales y culturales y una asignatura de valores éticos en los cuatro cursos de secundaria obligatoria. Tiene la limitación importante de ser alternativa a la enseñanza de la religión, lo que disminuye el número de personas que la cursan. Es, no obstante, una importante innovación que debe ser mantenida y mejorada.
Estas asignaturas centradas en la educación crítica y reflexiva en torno a los valores recogen algo que se viene reclamando desde instancias muy variadas. Así lo hacen la Unesco, la Unión Europea, la OCDE, el Consejo de Europa…, además de numerosas personalidades de la filosofía, de la pedagogía y de la cultura en general: la humanidad afronta en estos momentos serios riesgos y problemas en ámbitos muy diversos, la actual pandemia del Coronavirus es el ejemplo más palpable de una larga lista que comprende desde el calentamiento global hasta el desarrollo tecnológico. Como sociedad, sólo podremos afrontarlos con posibilidades de éxito si las personas mejoran sus competencias cognitivas y afectivas, y con ello sus hábitos éticos.

Del mismo modo, las sucesivas leyes orgánicas de educación en España, incluida la de 2013, así como sus desarrollos normativos, han insistido en la necesidad de ofrecer al alumnado una sólida formación en «los valores y las normas de convivencia, el ejercicio activo de la ciudadanía y el respeto de los derechos humanos, así como el pluralismo propio de una sociedad democrática».
El mismo proyecto de Ley Orgánica de Educación recién presentado señala esta necesidad. En educación primaria, propone que la educación en valores se trabaje en todas las áreas y en el tercer ciclo propone un «área de Educación en Valores cívicos y éticos». En un curso de secundaria obligatoria: «el alumnado cursará la Educación en Valores cívicos y éticos, que prestará especial atención a la reflexión ética».

Es un reconocimiento expreso de la importancia de ese objetivo educativo, pero es una concreción absolutamente insuficiente: la reflexión ética debe estar presente en todos los cursos de la educación formal obligatoria como un área específica, con horas asignadas y profesorado preparado para abordar la tarea, pues sólo así podrá la escuela aportar la formación suficiente en esas competencias decisivas. Efectivamente, la reflexión ética debe estar presente en todas las áreas, incluso en la toda la vida escolar, pero necesita un área específica que se haga cargo de ella y no basta convertirla en materia transversal.

El amplio desarrollo y difusión de la propuesta de hacer filosofía con niños, niñas y adolescentes ha mostrado la posibilidad real de hacer y potenciar la reflexión ética en las aulas y cuenta ya con cientos de investigaciones que muestran que, efectivamente, logra alcanzar esos objetivos: niños y niñas, desde los 3-5 años, a través del diálogo filosófico en las aulas, crecen como sujetos éticos reflexivos. Desde esta propuesta de hacer filosofía con y para niñas y niños y desde otras similares, se han creado materiales educativos valiosos y contrastados, se ha consolidado un modelo de formación del profesorado que permite tener personas capacitadas para hacerlo y se ha comprobado en investigaciones educativas que es posible hacerlo y que el impacto es positivo.

La filosofía, centrada en la reflexión ética y otros problemas filosóficos relacionados con la ética, debe, por tanto, estar presente en todos los cursos de la educación formal obligatoria, como ya hemos dicho. Y también debiera estar presente en los niveles de educación formal no obligatoria, en el bachillerato y la formación profesional, pues el proceso de maduración personal sigue abierto durante toda la adolescencia e inicio de la juventud.
Solicitamos, por tanto, que:

1. La asignatura de valores, centrada en la reflexión ética, esté presente en todos los cursos de la educación obligatoria y se introduzca en el segundo ciclo de educación infantil y en el ciclo básico de Formación Profesional.

2. En el nivel de primaria, se ofrezca al profesorado en activo la adecuada formación en educación ética, ocupando un lugar prioritario en los planes de formación permanente del profesorado.

3. En el nivel de secundaria, sea el actual profesorado de filosofía el que se haga cargo de esta área, como educación en valores o ética en los cuatro años de secundaria obligatoria y como filosofía e historia de la filosofía en los dos siguientes

4. En educación superior, se imparta formación en educación ética en el Grado Maestro/a de educación infantil y primaria.

Firman este manifiesto

Centro de FpN: Luis Alberto Prieto Barbero. Presidente
Andalucía: Centro de FpN de Andalucía. Nuria Puertas Tejero. Presidenta
Aragón: Centro Aragonés de FpN. María José Garcés. Presidenta.
Asturias: Centro de FpN de Asturias. Myriam García Rodríguez. Presidenta.
Baleares: Seminari permanent de formadors en el projecte de filosofia 3/18 a Mallorca». Nuria Marín Sala. Coordinadora
Canarias: Centro Canario de FpN. Manuel Vicente Diaz Real. Coordinador
Castilla-La Mancha. Centro de FpN de Castilla-La Mancha. Jorge Sánchez-Manjavacas. Presidente
Cataluña.  GrupIREF. Gloria Arbonés Villaverde. Presidenta
Extremadura: Asociación de FpN de Extremadura. Lourdes Cardenal Mogollón. Presidenta
Galicia: CFpN. Jesús Merino Palacios. Presidente
Murcia: Asociación Centro FpN de Murcia. Lorenzo Baño Hernández. Presidente
País Vasco: Asociación Jakinmin.  Imanol Álvarez Varela
Valencia: CFpN. José María Sánchez Alcón. Presidente
Escuela de pensamiento libre: Fátima Álvarez López. Coordinadora
Wonder Ponder. Ellen Duthie. Presidenta.
Crear Mundos. Angélica Sátiro. Presidenta

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y, como es evidente, suscribo cada palabra de este manifiesto.

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Publicado en Lecturas filosóficas

El filósofo interior, por Lou Marinoff y Daisaku Ikeda

¿Puede la filosofía servir de vínculo a la humanidad? ¿Puede ser la filosofía una invitación de la globalización a crear una “sociedad simbiosis” y “promover la empatía”?

Lou Marinoff y Daisaku Ikeda creen que sí y esa idea es la que expresan en el breve pero muy interesante diálogo El filósofo interior. Conversaciones sobre el poder transformador de la filosofía.

Mi personal naturaleza hace que cada libro que leo quede marcado pero, en este caso, es el propio prólogo del libro el que invita a la lectura con un lápiz en la mano para que lo anotado y subrayado pase a formar parte del diálogo entre Marinoff e Ikeda y poder volver a él cada vez que sea necesario.

La idea es cambiar el mundo no desde el mundo sino desde las transformación del yo. Justo lo que en común  tienen el budismo de Ikeda y la filosofía de Marinoff.

El libro está compuesto por 16 conversaciones de temática diferente que siempre convergen hacia una misma idea que hilvana todo el diálogo: ¿puede la filosofía transformar el mundo tal y como lo conocemos?

La respuesta desde oriente y occidente ante esto es SÍ, si consideramos la filosofía como “practicar maneras de vivir sabiamente”.  En este punto del diálogo entra la conocida distinción kantiana: no es lo mismo saber filosofía que filosofar; ya que quizás no todos sepamos de filosofía pero sí podemos filosofar. Todos podemos amar el saber y perseguirlo porque lo importante es reflexionar, pensar e incentivar el pensamiento y la curiosidad.

Pero, ¿cómo empezar a cambiar el mundo desde el yo? Marinoff nos remite a Aristóteles: “Si cada hombre es en cierta manera responsable de su estado mental, también será en cierta manera responsable de la apariencia de las cosas” porque, recordemos, los hábitos virtuosos de pensamiento conducen a una mente más alegre y conexiona con la defensa del budismo que hace Ikeda.

La siguiente idea que ambos proponen es la vuelta a la naturaleza, a nuestra naturaleza, enfrentarnos al nacimiento y la muerte, volverlos a nuestro día a día, saber que están ahí y no apartarlos de nuestras construcciones sociales como si viniéramos de la nada y la muerte no existiera. Ser plenamente conscientes de lo que somos y del tiempo que tenemos. Redescubrir el significado de la vida.

“La filosofía debe traducirse en una sabiduría que ilumine el sentido de la vida y que despierte en el sujeto el poder de vivir bien. Debe alentar a las personas que sufren, ayudarlas a armarse de fortaleza interior para resolver las dificultades y problemas de la vida real. Esa es la demanda más acuciante que se observa en la sociedad actual”.  (Daisaku Ikeda)

“…es absolutamente vital educar a los niños en la ética, la autoestima moral y la consideración por los demás. Sin embargo, este deber fundamental se ha descuidado durante décadas, con terribles consecuencias” (Lou Marinoff)

¿Y cuál es la raíz del problema? ¿Qué hemos hecho o dejado de hacer para que esto ocurra? La raíz del problema  es la disolución de los lazos emocionales. El olvido de que la sociedad es el caldo de cultivo de los individuos, el olvido de que todos somos una gran familia, el olvido del hecho de que  la tribu educa.

“Vana es la palabra del filósofo que no cura ningún padecimiento del hombre. Pues así como de nada sirve la medicina sino expulsa las enfermedades del cuerpo, tampoco hay provecho alguno en la filosofía si no expulsa el sufrimiento de la mente” (Epicuro)

No hay mentes y cuerpos sanos si no hay sociedades sanas. ¿Qué es vivir sanamente? Para Ikeda y Marinoff la salud social está en nuestra capacidad de mantener la serenidad y manifestar la benevolencia, buscar una actitud mental apropiada  porque “el que enciende una antorcha para iluminar a otros, también alumbra su propio camino”. Para ello todos y cada uno de nosotros debemos también recuperar el poder vivir creativamente, ¿dónde hemos dejado la imaginación y el soñar? ¿Dónde está nuestro poder original de transformación del mundo? ¿Cuándo lo perdimos?

Ikeda y Marinoff recuperan en este punto a Sócrates. Es necesario el diálogo como vía de curación, el diálogo como poder activo para, a su vez, activar la fuerza de curación de la sociedad y de las personas que la conforman. No olvidemos que

“Si tenemos dos orejas y una sola boca es para que escuchemos más y hablemos menos” (Zenón)

El diálogo nos ayuda además a cultivar el “sano escepticismo de la duda”, a no creer cada cosa que nos enseñan como si fuese la única perspectiva que hay que conocer porque el diálogo abre horizontes, enfrenta posiciones, enciende luces,… libera.

Pero la deshumanización lo está invadiendo todo, nos aleja del diálogo, del arte, de la música; aunque ambos autores reconocen también el hecho de que en grandes momentos de crisis nacen nuevas formas de belleza, formas que cada generación tienen que renovar. De momentos de crisis, de momentos de deshumanización nacieron el Tao te king, La República, La ciudad de Dios, el Leviatán, La peste, Reflexiones sobre la verdad,…

Se hace necesario un nuevo ciclo, es un hecho. Marinoff e Ikeda tocan también lo que ellos consideran un punto esencial: el papel de la mujer en este nuevo ciclo.

Según ellos la esencia de la naturaleza humana es también la esencia de la felicidad y del dolor humanos y estos comparten común denominador en todo el mundo, en cualquier cultura, y en ese campo “las mujeres son las grandes civilizadoras de la humanidad” por naturaleza y por los roles impuestos a lo largo de la historia.

Llegados a este punto aclarar que no estoy de acuerdo con todas las ideas expuestas por Ikeda y Marinoff aunque comparto palabra a palabra la necesidad de aceptar que la humanidad está en un nuevo ciclo y que tenemos que aceptar que esa es la naturaleza de la realidad: el cambio, que la propuesta de “actuar por la felicidad propia y ajena al mismo tiempo” es simple. “Como un guijarro lanzado a una charca, cuyas olas se propagan en todas direcciones, cada persona ejerce un efecto ondulatorio en su entorno inmediato, que a su vez se propaga a través del nexo social”. El cambio es simple, dejar el apego a las diferencias y observar nuestras semejanzas.

¿Podremos?