
“Y usted está comenzando a filosofar. Es decir, comenzará usted a bracear con toda suerte de razones y problemas. Permítame que en los umbrales de esa vida que promete ser tan fértil, traiga a su memoria aquel pasaje de Platón en que prescribe formalmente la gumnasia[1] del entendimiento: “Es hermoso y divino el ímpetu ardiente que te lanza a las razones de las cosas; pero ejercítate y adiéstrate en estos ejercicios que en apariencia no sirven para nada, y que el vulgo llama palabrería sutil, mientras eres aún joven; de lo contrario, la verdad se te escapará de entre las manos” (Parménides, 135d). No es tarea fácil ni grata”.
El 3 de diciembre de 1940 se fechan estas palabras que Xavier Zubiri le dedica a Julián Marías con ocasión de la publicación de su Historia de la Filosofía.
Con palabras de Parménides Zubiri le recuerda a Marías que la dedicación a la filosofía debe ser realizada desde el ímpetu de la juventud, cuando más abiertos y preparados estamos para recibir las ideas y conducirnos en ellas para desarrollar las propias.
Y esto es lo que el sistema educativo está impidiendo, y va a seguir impidiendo, a los estudiantes españoles, privándoles de una enseñanza ética seria y una historia de la filosofía necesaria para entender, en muchos casos, por qué Europa es como es y por qué el ser humano, y las sociedades en general, han llegado al punto en el que se encuentran.
Privar del conocimiento, de cualquier tipo de conocimiento a alguien, debería constituir un delito en cualquier sociedad que se diga abierta, plural, moderna y democrática. Tenemos el deber de brindar esa posibilidad de conocimiento, y el abanico más amplio de éste está en una buena y profunda historia de la filosofía.
Decía Ortega allá por 1914, 98 años hace ya, que él era un profesor de Filosofía in partibus infidelium ya que la materia no estaba a la altura de su tiempo y España estaba alejada de una ocupación filosófica real -¿a qué me suena a mí esto?-. De hecho casi todos sus primeros escritos son una queja acerca de esta misma idea. No fue el único. Antes que Ortega Unamuno intentaba volver la filosofía hacia España, crear un ámbito en el que el problematismo filosófico fuese posible, inquietar a los españoles y llevarlos hacia las cuestiones últimas -ya fuese filosóficamente o no-.
No somos un país de pensadores. Reconozcámoslo. Casi todo lo que hemos ganado lo hemos acabado perdiendo, sólo hay que saber un poco de historia de España para darnos cuenta de ello. No somos una nación de ideas y reflexión. No somos ciudadanos que amemos el saber. No sabemos de ese amor y tampoco nos dejan descubrirlo -ni nos dejarán-.
Llevamos años asistiendo a las discusiones sobre la conveniencia de alguna asignatura alternativa a la religión que nos lleve a una enseñanza lógica, racional y positiva de la ética y los valores, que nos enseñe a ser buenos ciudadanos y nos lleve a comprender la construcción de nuestras sociedades, sus alternativas y el por qué de la existencia de la pluralidad de las mismas. ¿Realmente ningún sabio hacedor de sistemas educativos ha caído en la cuenta de que ya hay una asignatura perfecta para ello? Una asignatura transversal como pocas, útil como pocas, y válida para exponer las ideas -alejadas de ideologías sutiles- sobre ciudadanía, ética, política, valores, sociedad, familia, personas, géneros, cultura, pensamiento religioso, pensamiento laico, y absolutamente cualquier cosa que se nos pase por la cabeza.
¿Han adivinado ya o necesitan una pista?
La Filosofía.
Una materia, una ciencia, una asignatura -da igual como la llamen- que nos ha guiado desde aquellos primeros griegos hasta hoy. El propio Erwin Schröndinger, premio nobel de Física en 1933, en su obra La naturaleza y los griegos nos recuerda la necesidad de romper con el temor a la filosofía y recoger el testigo de esos primeros pensadores de los que heredamos la mayoría de las concepciones que utilizamos en cualquier campo. En esta obra, y citando a Gomperz, nos recuerda:
“Es de mayor importancia recordar un tipo de aplicación o utilización indirecta que debe considerarse de enorme valor. Prácticamente toda nuestra educación intelectual tiene su origen en los griegos. Un conocimiento escrupuloso de estos orígenes es pues requisito indispensable (…). Ignorar el pasado es aquí no sólo indeseable sino simplemente imposible. (…). Su influencia no sólo se ha dejado sentir sobre quienes aprendieron de ellos en la Antigüedad y en lo tiempos modernos; todo nuestro pensamiento, las categorías lógicas en las que este se mueve, los esquemas lingüísticos que utiliza (y que por consiguiente lo dominan), es en cierto grado una elaboración y, en lo fundamental, el producto de los grandes pensadores de la Antigüedad.”[2]
En este caso concreto estamos viendo la vinculación de la ciencia a nuestros primeros filósofos. Pero ¿y tras esta antigüedad que hay? ¿Con qué aportaciones nos encontramos?
Quizá les suenen estos nombres, -¿o no?-, René Descartes, Immanuel Kant, Karl Marx, David Hume, John Locke, Thomas Hobbes, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Avicena, Guillermo de Ockham, Rogerio Bacon, Francis Bacon, Erasmo de Rotterdam, Nicolás de Cusa, Giordano Bruno, Galileo Galilei, Johannes Kepler, Pascal, Spinoza, Leibniz, George Berkeley, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Vico, Fichte, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche, Comte, Stuart Mill, Kierkegaard, Brentano, Heidegger, Dilthey, Bergson, James, Husserl, Scheler, Sartre, Wittgenstein, Simone de Beauvoir, Simone Weill, Hannah Arendt, Gianni Vattimo, Albert Camus, Umberto Eco, John Rawls, Isaiah Berlin, Hildergarda de Bigen, Olympe de Gouges, Emma Goldman, Rosa Luxemburgo, Ayn Rand, Martha Nussbaum, Iris Murdoch, Jostein Gaarder, Bertrand Russell, Ferdinand de Saussure, Theodor Adorno, Bochenski, Jürgen Habermas, Jean Piaget, Karl Popper, Michel Onfray, Rudolf Carnap, Noam Chomsky, John Dewey, Leo Strauss, Emmanuel Levinás, Edgar Morin …
Sin olvidarnos de los nacidos en nuestra península: Avicebrón, Averroes, Maimónides, Séneca, Ortega y Gasset, Julián Marías, Miguel de Unamuno, Xavier Zubiri, Isidoro de Sevilla, Gustavo Salmerón, Luis Vives, Francisco Suarez, Eduardo Nicol, Salvador Paniker, Raimon Panikkar, Juan David García Bacca, Mara Zambrano, Leonardo Polo, Francisco Ayala, Jesús Arellano, Gumersindo de Azcarate, Francisco Giner de los Ríos, Angel González, Gustavo Bueno, José Antonio Marina, Fernando Savater, Victoria Camps, Adela Cortina, Ignacio Ellacurria, José Ferrater Mora, Alejandro Llano, José Luis López Aranguren, Agapito Maestre, Javier Sádaba, Jorge Santayana, Eugenio Trias, Victor Gómez Pin,… entre cientos de nombres más.
Tenemos una amplísima e importantísima cultura filosófica en el mundo que dejamos pasar por desgana o ignorancia. Sin embargo ahí está, esperando a que sepamos verla.
¿Dónde está?, se preguntarán algunos. La Filosofía está en todas partes. Ahora lo veremos.
En el humor:
– http://www.elmundotoday.com/2012/03/una-senora-de-puertollano-cuestiona-la-realidad-cognoscible/
– http://www.elmundotoday.com/2009/12/roba-en-la-facultad-de-filosofia-haciendose-pasar-por-aristoteles/
– http://www.elmundotoday.com/2012/11/publican-una-version-de-la-critica-de-la-razon-pura-con-iconos-de-whatsapp/
– Monty Python. Encuentro filosófico. http://www.youtube.com/watch?v=i8ov2oNbkvo
– La hora de José Mota. Grandes conversaciones filosóficas de la historia http://www.youtube.com/watch?v=kus-TJuYeAI
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En la música
– La relación entre Wagner y Nietzsche.
– Filosofía de la música. http://www.youtube.com/watch?v=j8lBssdI6bI
– http://musicayfilosofia.blogspot.com.es/
– http://www.hagaselamusica.com/ficha-periodos-musica/musica-antigua/musica-y-filosofia/
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En el cine:
– Matrix, de los hermanos Wachowski. Desde Platón a Lutero y llegando a la modernidad, en esta trilogía hay filosofía para dar y regalar.
– El show de Truman, de Peter Weir. Mito de la caverna con toques cartesianos.
– Origen, de Christopher Nolan. Cartesianismo en estado puro.
– Más allá del bien y del mal, de Liliana Cavani. Una visión muy particular sobre la figura de Nietzsche.
– V de Vendetta, de James McTeigue. La ética desde el comic.
– La clase, de Laurent Cantet.
– La ola, de Dennis Gansel. ¿Pueden las ideas hacer cambiar a las personas?
– El día que Nietzsche lloró, de Pinchas Perry. Otra visión particular sobre Nietzsche.
– Melancholia, de Lars Von Trier. El mito de la caverna vuelto del revés.
– El club de la lucha, de David Fincher. Crítica al capitalismo y la falta de libertad de la sociedad consumista.
– Memento, de Christopher Nolan. Identidad y memoria: Locke, Hume…
– La naranja mecánica, de Stanley Kubrick. Conductismo, condicionamiento, moral,…
– Los crímenes de Oxford, de Alex de la Iglesia. Wittgenstein, Popper, y pitagorismo.
Incluso en Titanic, de James Cameron, cuando el barco choca contra el iceberg el ingeniero le dice a Rose “es una certeza matemática que este barco se hundirá”, consciente o no por parte de los guionistas eso es muy de Descartes
Y también en el de superhéroes:
– Spiderman de Sam Raimi («La inteligencia no es un privilegio, es un don, y debe usarse por el bien de la humanidad” le dice el Dr Otto Ottavius en la segunda película. ¿Y qué me decís de la frase de su tío Ben en la primera película?: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”).
– Batman de Christopher Nolan. O de cómo el caballero oscuro pasa del nietzscheanismo a un kantismo débil.
También lo podéis leer en el libro Los superhéroes y la filosofía.
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En las series de televisión:
– Expediente X (Referencias a mundos inteligibles, crítica política, búsqueda de la verdad,…)
– Smallville (¿Habéis visto un Clark Kent más kantiano que el de Smallville?)
– Fringe (No es física y ciencia ficción todo lo que reluce).
– Mentes Criminales (Citas constantes de Nietzsche, Kant, Fichte, Jaspers, Huxley, Platón,…)
– Arrow (Referencias a Nietzsche, Hobbes, Locke, Rousseau…)
– Perdidos (existencias de diferentes mundos, sueño, realidad,…)
– Los Simpson (ver la obra Los Simpson y la filosofía)
– Big Bang Theory (paradojas, argumentaciones, teorías y enfrentamientos dialécticos en torno a la física, al universo, a las creencias, etc.)
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En las matemáticas:
– ¿Cómo sabemos que nuestras teorías matemáticas son verdaderas? ¿Sobre qué son las matemáticas? En otras palabras, si un enunciado matemático es verdadero, ¿qué lo hace verdadero? ¿En virtud de qué es verdadero? ¿Las verdades matemáticas son verdaderas por necesidad? Y, si lo son, ¿cuál es la fuente de esta necesidad? ¿Cómo es posible aplicar las verdades matemáticas a la realidad externa?
– Pitágoras, Euclides y Platón
– Descartes y sus certezas matemáticas
– Leibniz, Fregue y Russell.
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En la religión:
– Son largas y antiquísimas las discusiones entre la fe y la razón. Desde que los primeros griegos pensaron que todo podía explicarse racionalmente sin necesidad de dioses hasta la llegada de Pablo de Tarso a Atenas para hablar del Dios sin rostro que habría de cambiar la historia. Sin olvidar los sucesivos cismas y las actuales discusiones: creacionismo, evolucionismo, new age, cristianismo, judaísmo, islamismo, religiones naturales, etc
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En el arte:
– La muerte de Sócrates de J L David

– La escuela de Atenas de Rafael Sanzio

– Heráclito y Demócrito de Rubens

– El pensador de Rodin

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En la física:
– Presocráticos, Aristóteles, cosmología, revolución científica, Descartes, Leibniz, Newton, Heisenberg, Einstein, Schrödinger, etc.
Hasta Stephen Hawking en su Breve historia del tiempo, e intentando criticarla, tiene que echar mano de la Filosofía para trazar el camino que ha seguido para dar con lo que expone.
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En la literatura:
– Fiodor Dostoievski
– Leon Tolstoi
– Nikos Kazantzakis
– Antonio Machado
– Pio Baroja
– Ramón del Valle-Inclán
– Franz Kafka
– Hermann Hesse
– James Joyce
– Haruki Murakami
– Virginia Woolf
– Lewis Carroll
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En la cultura clásica:
– En Grecia: Tales, Anaxímenes, Anaximandro, Demócrito, Pitágoras, Empédocles, Heráclito, Parménides, Leucipo, Sócrates, Platón, Sofistas, Aristóteles, Epicuro, Diógenes,…
– En Roma: Séneca, Marco Aurelio, Publilio Siro, Tito Lucrecio Caro, Maco Tulio Cicerón, Cornelio Celso,…
…
En la economía:
– Karl Marx, Adam Smith, David Ricardo, Keynes, Thomas Malthus, etc.
…
En la política y la ciudadanía:
– Hobbes, Locke, Rousseau, etc.
…
Y seguid pensando materias que podemos seguir haciendo relaciones con el campo filosófico. ¿Qué más quieren?
La Filosofía es una constante en nuestra existencia, aunque no sepamos o no queramos verla; por lo tanto, consciente o inconscientemente, hacemos día a día historia de la filosofía.
Ortega, como Sócrates, sabía que dentro de cada uno de nosotros hay un filósofo en potencia “por eso conviene no defraudar la sublime necesidad de que nosotros tiene (la idea) e hincándonos bien en el lugar que nos hallamos, con una profunda fidelidad a nuestro organismo, a lo que vitalmente somos, abrir bien los ojos sobre el contorno y aceptar la faena que nos propone el destino: el tema de nuestro tiempo[3]” porque un “filósofo es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos le golpean como desde fuera, como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie particular de acontecimientos y rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida… de nuevos rayos; un hombre fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes. Un filósofo: ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de sí, pero que es demasiado curioso para no volver a sí una y otra vez…» dice Nietzsche[4].
Por todo ello es necesaria la Filosofía en general y la Historia de la Filosofía en particular.

[1] Gimnasia – original del griego γυμνασία, ας, η
[2] Schrödinger, Erwin; La naturaleza y los griegos. Tusquets. Páginas 35 y 36.
[3] Ortega. El tema de nuestro tiempo. Capítulo X: la doctrina del punto de vista.
[4] Más allá del bien y del mal
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