Publicado en Educación -general-, Ideas que van y vienen

Gracias

Hoy es 15 de junio. Un año más el curso se acaba y, dentro de pocos días, cada mochuelo a su olivo.

Algunos, los profesores interinos como yo, diremos adiós a nuestros alumnos y alumnas de este curso sin saber si volveremos a verlos o a saber de ellos; aunque actualmente, gracias a las redes sociales, mantener el contacto es más fácil, pero posiblemente no podremos acompañarlos el próximo curso en su andadura.

En estos pensamientos venía enredada el pasado fin de semana mientras hacía los kilómetros que separan mi actual destino, el IES Saladillo de Algeciras, de mi casa, en Sevilla, y me dí cuenta que nunca he dado las gracias a mis alumnos.

Así que GRACIAS, que ya tocaba. Y ¿por qué? Porque no hay profesor sin alumno, no hay maestro sin discípulo, no hay enseñante sin aprendiz, y porque yo no sería quien soy si todos y cada uno de vosotros y vosotras no hubierais pasado por mi vida para dejar vuestro granito de arena en mi labor, y en mi.

Gracias a vosotros he crecido cada día un poco más, como profesional y como persona. Gracias a vosotros he aprendido mucho más de lo que habría hecho en cualquier otra profesión porque cada duda vuestra es un reto a mis conocimientos, cada muestra de torpeza de vuestra inexperiencia es un reto para inventar nuevos métodos para llegar a vosotros, no sólo a vuestras cabezas sino a vuestros corazones, parte esencial de cualquier aprendizaje. Gracias a los buenos alumnos, por hacer fácil mi labor y comprender que los profesores también somos humanos (nos equivocamos, nos enfadamos, nos reimos, tenemos familia, necesitamos dormir… y esas cosas que hacen todas las personas). Gracias a los alumnos que no quieren estar en clase y que representan un motivo, un aliciente, un reto mayor en el trabajo de cada día. Gracias por protestar cuando creeis que lo hago mal. Gracias por felicitarme cuando lo hago bien y, no sólo parendeis sino que disfrutais de las clases. Gracias por vuestras risas, vuestros llantos, vuestras bromas, vuestras preguntas absurdas, vuestras preguntas inteligentes, vuestra curiosidad, vuestra pasividad, vuestro murmullo constante, vuestro silencio,… Gracias por ser como sois.

Gracias también a todos aquellos a los que di clases particulares y que me entrenaron, poco a poco, para llegar a ser la profesora que fui, soy y seré. Enfrentarme a problemas diferentes en cada uno de vosotros, acompañaros cada tarde en vuetros agobios, vuestros miedos, vuestros retos, y sentirme parte de vuestros triunfos (y gracias también a vuestros padres que confiaron en mi y, en la mayoría de los casos (y casas) me hicieron sentir como parte de la familia -este tema daría para una larga entrada-).

Gracias por dejarme llevaros al exterior de la caverna 😛

No me extiendo más. Creo que no es necesario. Sólo quería daros las gracias.

GRACIAS

Publicado en Filosofía en España, Ideas que van y vienen

Ángel Gabilondo, «Aristóteles no era de letras ni de ciencias»

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¿Tú eres de ciencias o de letras? Esta es un pregunta que seguro muchos hemos escuchado a o largo de nuestras vidas, y al hilo de esta charla del profesor Gabilondo me ha dado por hacer ciertas reflexiones.

Yo, en particular, soy de letras porque al llegar a bachillerato había que elegir, y yo elegí humanidades porque me encantan el arte, la filosofía y la literatura, y me atraía la idea de aprender a traducir latín y griego, pero no porque no me gustaran las ciencias que, de hecho, me gustan.

En la conferencia, el profesor Gabilondo nos recuerda, y advierte, de los peligros de esta radical división y de como algunos de nuestros grandes sabios e intelectuales no tendrían lugar en nuestro actual sistema educativo solo por el hecho de no ser de letras ni de ciencias, sino de todo un poco. Pone como ejemplo a Aristóteles y a Descartes, pero podríamos mencionar a Leonardo Da Vinci, a María Montessori, a los enciclopedistas ilustrados, …

Los saberes no inmediatamente «útiles» ni «rentables» son también necesarios. El saber es un fin en sí mismo, es el cultivo del espíritu, de la humanidad; es útil todo lo que nos hace mejores aunque no se tengan beneficios.

No podemos confundir sentido con utilidad.

Muchos de los que somos «de letras» o «de ciencias» no olvidamos nunca que saber más es ser más conscientes de todo lo que aún desconocemos y más nos aumenta la curiosidad y necesidad de saber.

Trazar una línea entre ciencias y letras es «fracturar el conocimiento» y «al fracturar el conocimiento nos fracturamos nosotros».

El objetivo de un buen sistema educativo tiene que ser favorecer una educación integral que prepara para este mundo global y en continuo cambio en el que estamos.

¿Y por qué Aristóteles, en este caso, es ejemplo? Porque él fue hombre de letras y de ciencias, y porque vio el hecho obvio de que todos y cada uno de nosotros somos seres sociales y políticos, inmersos en sociedad. Y, además, somos seres que nos asombramos, que nos preguntamos.

Puede que no veamos la relación pero también avisa el profesor Gabilondo, y creo que es un hecho incuestionable en estos momentos, que «no hay solución económica sin ciencia ni educación pero tampoco habrá salida social y civilizatoria» sin esa educación integral. A la economía, por ejemplo, le  falta humanidad; y es esa economía deshumanizada la que está vertebrando nuestras naciones, cuando deberían ser la ciencia, la cultura y la educación las que las vertebrasen. Es necesario, se hace necesario, conjugar conocimientos y formas de vida para reorganizar, para poner en orden las piezas de este puzzle que es el mundo.

Para que estas nuevas piezas encajen, necesitamos hacer las cosas de otro modo. Ya lo observó Einstein, no podemos buscar resultados distintos haciendo siempre lo mismo. Seguir haciendo las cosas igual, habiendo cambiado las condiciones, es absurdo y no nos llevará -como de hecho no nos está llevando- a ningún sitio.

Humanizar, volver a humanizar, dar sentido humano a todo se hace tarea esencial en estos tiempos. Volver el rostro a Kant -el hombre como fin, no como medio-; porque hay que «pensar que la humanidad no sólo somos nosotros, también los que estuvieron y los que estarán, esto es la sostenibilidad».

Así, los saberes, el cultivo del espíritu, la humanidad deben ser fines en sí mismos; porque es útil todo lo que nos hace mejores aunque no obtengamos «beneficios» de ello. No podemos dejar que sea cierto aquello de que en tiempo de crisis todo esté permitido, por el contrario, todo debe inspirarnos acciones humanas. Esa obsesión por la utilidad inmediata y con beneficios no sólo mata a las humanidades, acabará matando a la verdadera ciencia (en este punto la referencia a Alfredo Deaño es esencial -no podemos confundir sentido con utilidad-).

Al hilo de esta idea también podemos leer la obra de José Manuel Sánchez Ron, La nueva ilustración; la de Rafael Gómez Pérez, Ni de letras no de ciencias: una educación humana; y la obra de Edgar Morin, La mente bien ordenada. Para organizar los conocimientos y aprender a vivir.

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Si queréis escuchar la conferencia del profesor Gabilondo, pinchad aquí o directamente en el vídeo.

Publicado en Ideas que van y vienen, Pensamientos robados

La Educación Prohibida

La educación tradicional parece haber tocado techo. Las nuevas tecnologías, las nuevas generaciones, la nuevas necesidades afectivas… la evolución individual y social… Todas estas cosas hacen que muchos docentes, padres, pedagogos, etc. se hayan planteado buscar caminos alternativos al sistema educativo convencional.

La filosofía, que es amor al saber, debe también buscar en estos nuevos caminos vías para renovar su forma de transmisión, de darse a conocer y de darse a saber.

Es por ello que os dejo este documental que explora este cuestionamiento del actual sistema de enseñanza.

La Educación Prohibida es una película documental que se propone cuestionar las lógicas de la escolarización moderna y la forma de entender la educación, visibilizando experiencias educativas diferentes, no convencionales que plantean la necesidad de un nuevo paradigma educativo.

La Educación Prohibida es un proyecto realizado por jóvenes que partieron desde la visión del quienes aprenden y se embarcaron en una investigación que cubre 8 países realizando entrevistas a más de 90 educadores de propuestas educativas alternativas. La película fue financiada colectivamente gracias a cientos de coproductores y tiene licencias libres que permiten y alientan su copia y reproducción.

La Educación Prohibida se propone alimentar y disparar un debate reflexión social acerca de las bases que sostienen la escuela, promoviendo el desarrollo de una educación integral centrada en el amor, el respeto, la libertad y el aprendizaje.

(El texto en cursiva es original de la web http://www.educacionprohibida.com/)