7 de noviembre de 1913 /7 de noviembre de 2013
100 aniversario del nacimiento de A. Camus
«Matarse es, en cierto sentido y como en el melodrama, confesar. Es confesar que la vida nos supera o que no la entendemos. Mas no vayamos demasiado lejos en estas analogías y volvamos a las palabras corrientes. Es solamente confesar que ‘no vale la pena’. Vivir, naturalmente, jamás es fácil. Seguimos haciendo los gestos que la existencia pide por muchas razones, la primera de las cuales es la costumbre. Morir voluntariamente supone que hemos reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter ridículo de esta costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento.
¿Cuál es, pues, ese incalculable sentimiento que priva al espíritu del sueño necesario para su vida? Un mundo que podemos explicar, aunque sea con malas razones, es un mundo familiar. Pero en cambio en un universo privado de pronto de ilusiones y de luces, el hombre se siente extranjero. Es un destierrro sin remedio, pues está privado de los recuerdos de una patria perdida o de la esperanza de una tierra prometida. Ese divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su decorado, es propiamente el sentido de lo absurdo. Y como todos los hombres sanos han pensado en el suicido, cabe reconocer, sin más explicaciones, que hay un lazo directo entre ese sentimiento y la aspiración a la nada.»
Albert Camus, El mito de Sísifo, Alianza, 16
Menos mal que nadie sabe cuando y como llegará la muerte, pero es la única certeza que tenemos, no veo muy claro lo de morir voluntariamente, porque la vida aunque no es fácil vivirla, merece la pena a pesar de sus claros y oscuros. Un cordial saludo guapísima
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Imaginar la solución y renunciar a verla es lo absurdo de la acción.
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Es curioso el destino que desconocemos. El temor a una muerte absurda, sin sentido alguno. Él, absurdamente, encontró esa muerte inesperada en un accidente de coche.
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Los coches son traidores si nos confiamos a ellos. Es absurdo confiar en las máquinas. Luego, pasa lo que pasa.
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