«En el año 1178 una ya no muy vigorosa anciana benedictina se había puesto manos a la obra en el cementerio de la abadía de Rupertsberg del Rin: con su báculo de abadesa allanó una tumba reciente y se ocupó con sumo cuidado de que los contornos de la misma fueran irreconocibles, que ya no pudo saberse cuál había sido el lugar de enterramiento. Acto seguido emprendió trabajosamente el camino de regreso a su monasterio y se sometió al castigo de la autoridad episcopal»
¿Qué había ocurrido para que Hildegarda de Bingen se comportara así, desobedeciendo a la autoridad eclesiástica?
Si queréis saberlo tendréis que leer la maravillosa biografía escrita por Christian Feldmann, más de 300 páginas para conocer a una mujer desconocida.
Filósofa, boticaria, compositora, escritora, investigadora y rebelde mujer alemana del siglo XII.
Escuché hablar de ella por primera vez cuando cursaba Historia de la Filosofía Medieval con José María Prieto Soler, después la dejé un poco en el olvido hasta que regalaron esta biografía que subraya el espíritu revolucionario y rebelde de alguien que buscaba la verdad y no le temía al poder.
Porque, aunque no lo parezca, la Edad Media no fue sólo época de oscuridad.
Feldmann comienza introduciendo su investigación con una anécdota que subraya, como he mencionado en el párrafo anterior, su espíritu rebelde. Y en cada capítulo del libro va desgranando cada una de las caras de la personalidad de Hildegarda, sin olvidar el marco en el que se desarrolla toda su vida, el siglo XII.
Para que os hagáis una ligera idea, estos son algunos de los capítulos de la obra y un poco de los temas que se tratan para conozcáis a esta mujer:
– El siglo XII. Revolución cultural en la Edad Media: capítulo introductorio a la época. Tiempo convulsionado por los cambios, en que reinaba el miedo y la esperanza. Las cruzadas, el III Concilio Laterano, Pedro Abelardo y Eloísa, la poesía trovadoresca y el amor cortés, Canterbury y Notre-Dame,…
– La salvación del misterio: el segundo capítulo narra sus primeros sueños y visiones, su mensaje del necesario regreso a la pobreza originaria de Jesús y su mensaje de amor.
También se narra su infancia, una infancia que marcará, como a todos, el resto de su vida.
– Fuerza y debilidad de una abadesa. Interesantísimo capítulo en el que describe a una Hildegarda luchadora y sin miedos, enfrentándose a las órdenes masculinas para construir un monasterio independiente y diferente, en el que poder desarrollar todas las virtudes de sus monjas, que por ser mujeres eran vetadas en los círculos intelectuales y científicos de la Edad Media.
– Médica y farmacéutica carismática. Como mujer inquieta no se conformó con ser una simple ayudante de médicos y boticarios sino que ella misma se sintió inclinada a estudiar las ciencias de la salud y la naturaleza, experimentando, leyendo y plantando personalmente las hierbas necesarias para los medicamentos; también se comentan algunas leyendas que nacieron alrededor de su figura, pues algunos la creían una milagrera.
– Fiel a la tierra y llena de nostalgia por el cielo. Hildegarda es todo lo contrario a un filósofo existencialista. El mundo es un lugar de regocijo y disfrute, es una obra maestra que está por descubrir, hasta cierto punto es un poco pre-nietzscheana; aunque les diferencian los motivos de su decir Sí a la vida. Hay que decir sí al mundo, amarlo, no estamos solos, están los demás hombres y mujeres. El mundo se creó para que disfrutemos de él.
Interesante también su punto de vista sobre la sexualidad, en un breve apartado llamado por el autor ‘El milagro de la sexualidad’. Teniendo en cuenta que nuestra filósofa es una monja del siglo XII, sus ideas son modernas: el acto sexual no puede ser pecaminoso si da a los humanos el poder de la eternidad. Su discurso en este campo se dirigía, sobre todo, contra los cátaros y contra todos aquellos que intentaban satanizar los actos más naturales e instintivos de los hombres y mujeres del Medievo.
– El gran amor de Dios: un puñado de barro. Una Hildegarda ya sexagenaria tiene que enfrentarse a nuevos problemas tanto dentro como fuera de su monasterio. Vuelven sus visiones y escribe el Libro de los méritos de la vida, obra compuesta por diálogos entre las virtudes y los pecados, entre el bien y el mal. Curioso es que catalogue como vicios humanos la tristeza, la desesperación y la infelicidad: dejarse vencer es lo fácil.
– Mujer fuerte en una iglesia de hombres. Pareciendo casi imposible, una enferma y anciana Hildegarda decide ir a predicar como hacían los monjes y sacerdotes. Predica por los caminos y allí donde se lo permiten: «Los maestros y los prelados han abandonado la justicia de Dios y duermen…» o » Vosotros sois la noche que exhala la oscuridad, sin consideración alguna por la verdadera Iglesia. Y a causa de vuestras repugnantes riqueza y avaricia además de otra vanidades no sois capaces de instruir a vuestros siervos (…) Por ello desaparecerá vuestro honor y se os caerá la corona de la cabeza«.
También es de reseñar su mensaje en torno a la libertad, la igualdad y la fraternidad de los sexos en la sociedad… un mensaje que no pudo ser determinante para la historia de la Iglesia al ser ocultado.
Hildegarda no es capaz «de rezar por la paz en el interior de su celda monástica y luego pasar por alto el sonido de las armas en la calle o no ver los charcos de sangre«.
– Una malograda doctora de la Iglesia. Octogenaria ya escribe todo lo que puede sobre sus conocimientos y sus experiencias, ayudada por algunos asistentes. Obra que ha permanecido oculta e ignorada durante siglos. En 1904 se crea, en el antiguo monasterio en el que había sido abadesa, un grupo de investigación en torno a su figura formado por un grupo de monjas benedictinas, y en 1979 se pidió desde la Federación de Mujeres Católicas su nombramiento como Doctora de la Iglesia, título que sólo tiene dos mujeres: Catalina de Siena y Teresa de Ávila. En 1987 se respondió a esta petición con un no.
Una biografía apasionante que muestra a una persona diferente, a una mujer diferente. Una luz pequeña en la época, eso dicen, menos luminosa de la humanidad.
En 2012, Benedicto XVI, la nombra Doctora de la Iglesia.
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Hldegarda de Bingen. Una vida entre la genialidad y la fe, Christian Feldmann. Barcelona. Herder. 2008.
Donde encuentro este libro en Ecuador?
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Ante todo gracias por visitar el blog.
Si en Ecuador hay alguna libreria especializada en libros religiosos, seguro que allí lo habrá. Si no, también puedes optar por comprarlo por internet, ya que hay varias webs con opción de compra-venta internacional.
Por ejemplo, en Amazon: http://www.amazon.es/Hildegarda-Bingen-genialidad-Maestros-espirituales/dp/8425425964/ref=sr_1_7?ie=UTF8&qid=1414074923&sr=8-7&keywords=hildegarda+de+bingen
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La Universidad de Vermont, el St. Michael’s College y el Trinity College se unieron para patrocinar una conferencia internacional sobre la vida y obras de Hildegarda de Bingen (Burlington, noviembre de 1998), dirigida por Shyla Foster ( http://www.trinityvt.edu/hildegard/about.htm ). Los temas convocantes de la conferencia fueron: Hildegarda como escritora de cartas; Hildegarda como compositora; La vida religiosa de las mujeres en la Edad Media; La influencia de Hildegarda en la Edad Media tardía; Hildegarda como predicadora; Hildegarda como un fenómeno medieval y moderno; Hildegarda y la tradición mística; Hildegarda como científica; Hildegarda y sus hagiógrafos; La correspondencia de Hildegarda en el contexto de las cartas de mujeres medievales; La música de Hildegarda en el contexto de la música litúrgica medieval; La relación de Hildegarda con sus secretarios varones en el contexto de las colaboraciones medievales masculino/femenino; La ciencia y la medicina de Hildegarda; Género e identidad en las obras de Hildegarda; Antropología teológica y papeles genéricos; La recepción de Hildegarda en la Edad Media y la influencia de su pensamiento apocalíptico en la Edad Media tardía .
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Gracias por pasar y por tu aportación.
Saludos
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Jorge Corsi, dice que «la violencia hacia las mujeres se estructuró socialmente mediante un proceso de invisibilización (falta de percepción social) y la naturalización de la misma (como un medio para «educar» a menores y mujeres)». Las víctimas no tenían conciencia de que sus derechos eran vulnerados ni había leyes que las protegieran.
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